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Formación 2013

 

Hna. Mª de la Cruz Alonso Paniagua.

Queridas hermanas: os deseo toda clase de bienes y sobre todo la conciencia del amor Trinitario que llevamos dentro.

Como ya se va haciendo tradición en estas fechas, una vez más, vengo a compartir con vosotras algunos pensamientos sobre la formación.

Este es un tema antiguo y también nuevo, cada día se presenta con diferente ropaje, pero al fin es tan antiguo como la Vida Consagrada, está metido hasta la médula en su estructura. Sabemos que del puesto que demos a la formación en nuestra vida, depende la renovación de nuestra comunidad, la renovación de nuestra Federación y de la Orden así como la calidad evangélica de nuestra propia existencia.

Hermanas, la formación es una cosa muy seria en nuestra forma de vida y no siempre es suficientemente valorada ni cultivada. Pensamos que la formación es estudiar y nosotras no estamos ya para eso. En verdad que supone estudiar, pero también es hacer lectura  reflexiva sobre todo lo que pasa por nosotras durante el día,  es aplicar pensamiento a cuanto nos acontece, para discernir, para fundamentar nuestros actos, para aplicar las coordenadas evangélicas a nuestro proceder diario etc.

 

 

La formación es profundizar en la oración, dar a la oración contemplativa el primer puesto en el horario de nuestro día. Vivir nuestra jornada sumergida en la oración y en la presencia de Dios, cuidar los espacios, preparar la Liturgia, en fin, todo es formación y nos ayuda a la formación. Pero en primer lugar, lo que alimenta y enriquece nuestra vida es la Palabra de Dios, orada y contemplada, asimilada y encarnada, de modo que nos acompañe en nuestros trabajos diarios.

Hermanas, no pasemos los días metidas en nuestras tareas y obligaciones, sin darnos cuenta de lo que pasa en nuestro interior. Somos “signos y sacramento del misterio de la Trinidad” y en ese recinto interior, lugar de encuentro con las hermanas.

La formación nos ayuda a vivir y a ser cada día más parecidas a nuestro modelo, María Inmaculada, diciendo sí con ella a todo lo que se nos va presentando, de la forma que lo quiso Santa Beatriz.

La formación nos ayuda a cuidar nuestra vocación, nos enseña a discernir la voluntad de Dios sobre nuestras vidas. Todas queremos hacer la voluntad de Aquel que nos ha elegido para estar con él, queremos serle fiel, pero hacemos poco discernimiento y escuchamos poco otras voces que no coinciden con la nuestra, nos confrontamos poco. La formación nos ayuda a conocer a través de la Palabra y de nuestras Constituciones el camino por el cual Dios quiere que le sigamos en este tiempo que nos ha tocado vivir, que no es mejor ni peor que los anteriores, pero en el que hemos de saber leer los signos que nos muestra, para vivir con profundidad generosa nuestra vocación.

Cuidad mucho la formación de las jóvenes para hacer de ellas mujeres consagradas, libres y responsables. Me atrevo a deciros algo: Quizás para ellas sí que penséis que la formación es el estudio, pero no es solo el estudio, hay muchas cosas que hay que ayudar a que afloren, y se consoliden en los primeros años. A este respecto os trascribo el artículo 125 de la CC.GG. Es un buen programa y  creo que se debe aplicar sin rebajas:

Articulo 125

&1: La formación religiosa, teniendo en cuenta la totalidad de la persona, debe recoger todos los valores humanos y armonizarlos con los sobrenaturales, según el principio de que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la eleva y perfecciona.

&2: Mediante la formación se ha de procurar desarrollar equilibradamente el temperamento propio y perfeccionar el carácter, cultivando con esmero virtudes como la sinceridad, el amor a la justicia, la fidelidad, la humildad, la cortesía, la fraternidad, el espíritu de servicio, la modestia, la simplicidad, la alegría, la discreción y la laboriosidad.

&3: La formación lleve a la adquisición progresiva de una madurez cada vez más perfecta, cuyas notas son: igualdad de ánimo, dominio de sí mismo, recto uso de la libertad, capacidad para tomar decisiones ponderadas y para formar juicios equilibrados acerca de las personas y de los acontecimientos.

Es conveniente que la comunidad haga el esfuerzo de estar muy atenta y colaborar con las formadoras para que estas coordenadas formativas se lleven a cabo y se  vayan asimilando poco a poco, porque la formación personal es indispensable a la hora de mantener, corresponder  y enriquecer a la comunidad.

Antes de terminar quiero recordaros que hemos sido inspiradas y llamadas por Dios para desposarnos con Jesucristo nuestro Redentor,  a honra de la Concepción Inmaculada de su Madre. Lo demás, todo aquello que hacemos, aunque es necesario, está al servicio de esto que es esencial. Por eso es tan importante caer en la cuenta y no gastar energías en otras motivaciones que a veces separan nuestra mente y nos distraen de esta primera realidad, haciéndonos perder el norte, desviando nuestra atención hacia cosas  que no nos han sido encomendadas por Dios y pensamos que son obligatorias.

Buena cuaresma, es tiempo de conversión, de oración y de ayuno de muchas cosas que no son adecuadas para el régimen espiritual.

Un abrazo fuerte para todas y para cada una, con mi oración y mi cariño de hermana.

 

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